Hace casi 10 años, cuando la mente de adolescente empezaba a madurar pero seguía soñando mucho, quería hacer de todo, ser modelo (jaja), presentadora de tv, conductora de un programa radial, me gustaba la fama, lo admito, me encantaba que la gente me viera en televisión y me reconocieran, eso era lo máximo.
En ese tiempo, era una niña llena de muchos sueños y así conocí muchas personas llenas de sueños y ambiciones, también.
Durante esos años, donde los medios de comunicación eran “cerrados” y MSN era la forma más efectiva de comunicación a través de un computador, recibí la invitación para agregar a mis contactos a un usuario llamado KriPer. Empezamos a conversar y resultó ser Cristian Perea, un joven, como yo, lleno de muchísimos sueños, estaba iniciando su banda y quería dar a conocer su música. – Llévame a los colegios a donde van en el programa- me decía. Y yo solo pensaba que yo aún no era nadie como para ir a decirle a Mauricio Casallas, director del programa, que tenía un amigo que quería ser famoso o algo así…
Bueno, todos crecemos, la vida nos cambia y los sueños maduran un poco. Después de 10 años, me volví a encontrar con KriPer, pero ya no era el mismo, ahora compartiamos algo, la vida nos había llevado a tomar decisiones que nos llevaron a caminos un poco dificiles, y ahí estabamos, con nuevas vidas, con aprendizajes y sueños, muchos sueños.
Su sueño siguió siendo el de ser cantante, llevar la música a todas partes y lo está logrando. Hace unos días escuché su primer sencillo y me dieron ganas de escribir porque en esas letras veo reflejado lo que muchos hemos vivido, nos hemos caido, hemos querido decir -¡Hasta aquí llegue! Final, final, no va más- pero justo ahí ha llegado la infinita gracia de Dios para levantarnos.
Les dejo por aquí la canción y termino deseandole a Cristian lo mejor de este mundo, no vas a ir a un colegio, vas a estar en muchos lugares llevando esta música que restaura vidas.